La mirada de la esfinge
Reflexiones, comentarios, poemas y otras composiciones
Reflexiones, comentarios, poemas y otras composiciones

Que demos tanto por supuesto…

Que la ciencia no lo abarca todo ya lo sabemos desde los inicios, aunque este punto haya supuesto muchas veces batallar con la cerrilidad de la intolerancia, esa que tan grata es a las mentes más fosilizadas, bien sea por costumbre, bien por convicción ideológica. Y que los seres humanos en general no abarcan más allá de dos o tres tiempos presentes también lo sabemos quienes estamos un poco al margen de la deriva normal de las sociedades. Y digo un poco porque del todo es imposible, a menos que seas un psicótico o un anacoreta o las dos cosas, que también puede ser; todos vivimos en medio de la referencia a otros y el intercambio de necesidades que es lo que son las sociedades. Incluso para aislarnos necesitamos de los demás, aunque en mucha menor medida, ciertamente. Por eso se me presentan interrogantes para los que no tengo respuestas y para los que quizá no las haya; y menos mal, porque si se supiera todo no sé qué gracia tendría esto del vivir sin buscar respuestas. Una de ellas deriva del hecho de que se da por sentado la evolución humana a partir de un tronco animal que se quedó como era, al parecer, lo que me deja perplejo sobre el hecho de cómo se produjo solo en nuestro caso y en ninguno más. Me recuerda a esa afición de ciertos grupos humanos de aporrearse a sí mismos por el motivo que sea: costumbre, dar pena, modo de sobrevivir, … Da igual; lo que sea. Y es que a mi entender, falta la explicación fundamental, que es la de cómo se produjo y por qué en un único caso. No me extraña que hayamos recurrido a las religiones durante tanto tiempo y que sigamos haciéndolo. Al menos con ellas sabemos a qué atenernos y podemos continuar con esta farsa, esta representación, maravillosa la mayor parte de las veces, que es el vivir. Sobre todo porque no nos queda otra: es o esto o nada, y la nada aterra tanto como nada que es ¡Ahí es nada! Que demos tanto por supuesto es una estrategia de supervivencia, claro, pero el tanto no debería ser tan grande, en mi opinión, aun a costa de cierto desequilibrio. ¿No somos acaso todos un tanto equilibristas y en ello encontramos placer? ¿No es la economía un ejercicio de equilibrismo acaso, entendiendo por economía el cuidado de la propia hacienda y, por extensión, la de toda la sociedad? ¿No es acaso el saberse moderar, el aprendizaje de cuanto es necesario para la buena vida, una cuestión de equilibrio? La moderación es equilibrio, una tensión constante entre fuerzas contrapuestas en que consiste la vida. La mayor parte de los sres humanos no ha hecho gran cosa para lograr lo que tienen, empezando por el mismo hecho de su existencia, que les viene de sus padres, así como la crianza y desarrollo hasta llegar a la edad adulta, en la que muchos de ellos siguen siendo mantenidos por los progenitores o por un Estado que les suple. Podemos hablar así hoy de enteras sociedades de adultos seminfantilizados que no son capaces del todo de autosatisfacer sus necesidades y recurren a diversas estrategias de olvido para disimular su miedo: el enganche a las drogas, unas psicotrópicas, otras digitales o virtuales o como las queramos llamar, como son los chorravídeos, los juegos, los chismes en cadenas de aplicaciones creadas para ello, etc. Eso y las ayudas que costeamos todos para evitar que haya los inevitables desórdenes sociales por parte de los que no tienen ni tampoco quieren tener los medios para sobrevivir. Porque si todo nos es dado sin esfuerzo, ¿quién va a querer hacer el esfuerzo para más? Aquellos que no se quieran conformar con la vida breve y sin sentido, aunque a veces no sea fácil. La vida es una sucesión de decisiones que tomamos ante las diversas circunstancias que nos acaecen y de esas decisiones depende el resultado futuro, que hemos de aceptar si somos lógicos. Pero siempre buscamos escapar de la responsabilidad que nos abruma y cargar la culpa sobre las espaldas de otros que nos den motivo para sobrevivir. No es lógico, pero ¿quién dijo que lo fuéramos?Una visión general de la psicología social

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