Hagamos «posverdad». Manipulemos hechos; presentemos pruebas de otros casos que no son al caso, pero lo parezcan; orquestemos una campaña con ayuda de medios de desinformación social; chillemos mucho y más; no demos pie en absoluto a la defensa de la verdad, que todos sabemos que no existe sino que se construye. Y lo mejor, apelemos al miedo, a la irracionalidad con visos de evidencia, a la criminalización del contrario o de quien queramos abatir. Si lo hacemos bien, en poco tiempo lo habremos conseguido.