Las ideas mueven el Mundo, y se sirven de la tecnología del momento para ello. Generalmente los tecnócratas suelen ser parcos en ideas, no se caracterizan por ser poderosos pensadores sino que tiran de las ideas ajenas que les favorecen. Podríamos decir que así nos ha ido y así nos va, pero es como nos ha ido y como nos va; no hay otra. La pertinaz realidad se impone a los frágiles y mudables deseos, tantas veces vanos porque no llegan ni a ser realizables. Afortunadamente, siempre hay un conjunto de personas diferentes y esparcidas por el mundo que, en un maravilloso duelo con la estupidez, ajena y propia, los logran llevar a término. Y así avanzamos, no porque haya habido mucho cambio sustancial desde los tiempos de la Grecia clásica en cuanto a pensamiento se refiere, sino porque el mundo, por acción humana, va modificándose en lo accesorio y circunstancial.