Triste está naturaleza
porque no has venido a verme.
Lo notan los árboles
y los pájaros del bosque
no han cantado la mañana.
Yo seguía triste
las huellas de tu fragancia
en las rosas rojas del parterre.
Y ahora llenas mi alma de congoja
y me trae el rumor del riachuelo,
pálido e inconstante,
los recuerdos de tu rostro
siempre tierno.