Un soplo de brisa alado
se posó blanco
sobre tu frente
y dejó fresca
su huella por siempre.
Y vino a despertar la brisa,
eternamente dolor,
eternamente caricia,
la pureza de su flor blanca.
Un soplo de brisa alado
se posó blanco
sobre tu frente
y dejó fresca
su huella por siempre.
Y vino a despertar la brisa,
eternamente dolor,
eternamente caricia,
la pureza de su flor blanca.