No soy músico, pero desde hace mucho compongo pequeñas obras para coro, tal como las siento. Digamos que es una afición que me hace feliz, como suele pasar con las aficiones, que se convierten en afecciones. Esa es la razón de que las coloque aquí, de vez en cuando.
En este caso, un poemita de Jaime Siles, del que no voy a glosar su excelencia porque cualquier entendido la sabe. Quien no, hay donde buscar de sobra en este universo hiperconectado y abundoso que no sabemos a dónde irá a parar. Es de su poemario Canon, publicado en 1973.
Devuélveme, memoria poderosa,
la conciencia profunda del instante.
Tocar la cantidad de esencia doble
y no dejar jamás de ser materia.
La posesión del límite que encierro
hacia un espacio sin final me lanza,
que es perfección, dominio, maravilla:
totalidad de ser únicamente.
Quémame, tacto. Sensación, procura
abrir tu eternidad en dos presencias.